"VACAS, CERDOS, GUERRAS Y BRUJAS", Marvin Harris



"LA MADRE VACA"

La mayoría de los observadores ha de preguntarse la razón por la cual los hindúes, a pesar de estarse muriendo de hambre, no son capaces de matar una vaca para sobrevivir.
El paisaje de la India puede ser completamente extraño para los occidentales, pues está lleno de vacas por todos lados: en las calles comiendo desperdicios, en las casas, en los mercados etc. Muchos aseguran que este amor desmedido a las vacas es la principal causa del hambre y la pobreza en la India.
El gobierno de dicho país, en respuesta a la alta devoción por las vacas, incluso ha instituido leyes para su protección, ha mandado la construcción de albergues; no se permiten herir a una vaca que esté en la vía pública e incluso, el famoso Gandhi prohibía y condenaba el sacrificio de las vacas. A pesar de ello, Harris dice que este amor a las vacas tiene una explicación práctica.
Las vacas son la base económica del pueblo hindú. Estos animales, a pesar de que la mayoría de las veces se encuentran en malas condiciones, son aprovechados para varias actividades.
La leche es un producto que es consumido por algunos hindúes, sin embargo, más de la mitad de las vacas en la India no dan leche por su alto grado de desnutrición. Una vaca en occidente puede dar de 15,000 a 20,000 litros de leche anuales, mientras que en la India una sola vaca sólo puede ser capaz de proporcionar 500 litros al año. Por esto, la población hindú prefiere obtener leche de la hembra del búfalo de agua, que puede dar más del doble de leche que las vacas convencionales.
La agricultura es la principal actividad de la población hindú y de ella se valen para sobrevivir. Esta fuente de trabajo no se realiza como en Occidente, con ayuda de los tractores, sino mediante el tiro de los bueyes. Es claro que los bueyes provienen de las vacas y si uno de ellos muere, al ser la población tan pobre, significa la ruina total de una familia campesina. Por esta razón, el amor a las vacas puede estar íntimamente ligado con el sistema económico, pues de ellas depende que se origine la herramienta agrícola más importante.
Las vacas, pues, no sólo sirven para dar leche, sino que también pueden obtenerse numerosos beneficios con su boñiga, por ejemplo, sirve de fertilizante para las tierras de cultivo, combinada con agua se utiliza para los pisos de las casas y, una de las aplicaciones más importantes, es que esta boñiga es usada como combustible, sobre todo para la cocción de los alimentos, pues proporciona una llama ligera que dura gran tiempo y permite que la comida se cocine lentamente.
Los bueyes, además de las ya tan mencionadas vacas, proporcionan sustitutos de bajo consumo de energía. Es decir, con estos animales, se pueden realizar grandes trabajos sin consumir mucha energía, contrario a lo que pasa con los tractores, que pueden hacer igualmente grandes trabajos, pero consumiendo enormes cantidades de energía. Por esta razón, no debe considerarse como completamente errónea la creencia en el amor a las vacas y la prohibición de matarlas o sacrificarlas, pues en ellas está basada la economía que mantiene viva a la población de la India. Además, en Occidente (sobre todo en Estados Unidos) se destinan grandes superficies de tierra para la crianza de vacas con el fin de obtener su carne, provocando así daños irreversibles en el suelo, situación que no ocurre en la India, donde la mayoría de la gente es vegetariana, aunque han existido casos de hambrunas y sequías en que la población desesperada se ha visto orillada a matar a las vacas para alimentarse.
Cuando una vacas está enferma o moribunda, las familias no deciden matarla, no tanto por el respeto a la vida, sino porque constituye su única fuente de ingresos. En los casos más graves, cuando una vaca muere, se le da a los “intocables”, la casta que come carne y carroña. Estos mismos personajes aprovechan el cuero de las vacas para fabricar diversos productos.
Con esto, explica Harris, puede decirse que el amor por las vacas que profesan los hindúes, refleja un grado de economización mucho mayor que en Occidente. Pero sobre todo, esta devoción a las vacas no radica directamente en una creencia o mito religioso, sino que está asociada con la economía de subsistencia de la población; pero la solución a la pobreza en la India, sugiere el autor, tiene que basarse en una alternativa que sea capaz de destruir el sistema actual y remplazarlo por relaciones económicas y sociales nuevas, lo cual no quiere decir que las vacas dejen de ser la principal fuente de recursos, sino que debe permitirse a la gente disponer de más tierra, de agua, de bueyes, búfalos de agua y vacas