Según Kant, nuestra mente posee una forma específica de
captar la realidad que condiciona todo aquello que conocemos. El resultado es
que no conocemos las cosas como son en sí mismas, sino determinadas,
condicionadas, por nuestra mente.
A partir de este nuevo concepto de razón, Kant deduce las
nuevas tareas de la filosofía:
Establecer el alcance y los límites del conocimiento
científico, respondiendo a la pregunta ¿Qué puedo conocer?
Establecer los principios que deben regir la acción humana,
respondiendo al interrogante ¿Qué debo hacer?
Proyectar el destino último del hombre y la humanidad y las
condiciones para su realización, respondiendo a la cuestión ¿Qué me cabe
esperar?
Estos interrogantes quedan dentro de la pregunta: ¿Qué es el
hombre?